Atención: antes de leer alguno de los textos que se presentan en esta sección, por favor lea la presente aclaración.

La forma de escuchar la música ha cambiado. Antes del régimen de las playlists interminables a las que nos condenan las plataformas de streaming, esto se hacía de otra forma. Una manera de acercarnos a la música es el disco, el álbum o como se le quiera llamar de acuerdo con los usos de cada quien.

Aquellos discos que se nos aparecieron y que terminamos adoptando como nuestros no solo se escuchan: se viven de acuerdo con las circunstancias de cada persona, lugar y estados del alma. Esta serie —Discos de una vida— nació de la necesidad espiritual de dejar testimonio de aquellos álbumes que, sin proponérselo, marcaron mi existencia.

Los textos presentados en esta serie no son reseñas o críticas musicales, son exploraciones fenomenológicas de lo que un disco puede llegar a ser para una vida concreta: la mía.

Cada uno de estos pequeños ensayos parte de una vivencia, un recuerdo o una atmósfera específica que el álbum en cuestión despierta, y desde ahí se articula una descripción que intenta hacer justicia no solo a la música, sino a la forma en que fue percibida, sentida y significada en su momento.

Aquí, los discos no son evaluados por su técnica, producción o relevancia comercial, sino por la capacidad que tuvieron para resonar conmigo: para acompañarme, sacudirme o abrirme un mundo nuevo. Escuchar se convierte, entonces, en una forma de conocer y habitar el mundo.

Nada aquí presentado guarda algún parecido con la crítica o el análisis proveniente del periodismo, la musicología o los estudios culturales. Esto es (o mejor dicho pretende ser) fenomenología. Si usted desconoce qué es esto último, no se preocupe, aún así podrá entender cada uno de estos trabajos. Si tiene curiosidad por saber de qué se trata, puede hacer clic aquí para tener una pequeña aproximación.

Los discos aquí descritos han sido todos grabados y lanzados después del día de mi nacimiento, eso me permite tener un diálogo con el artista, entre el mundo que ellos crearon y el que yo habité. No hay nostalgia prestada de épocas que no viví, solo huellas propias. Le invito a leer estos textos con oídos atentos y alma abierta. Quizás, entre estas líneas, reconozca también algunos de los discos de su vida.