Cada día que transcurre el futbol mexicano me entusiasma menos, entre más uno conoce, investiga, lee o aprende del balompié como rito social, más desinterés siente por lo que con este deporte se hace en este país. En primer término de repulsión se encuentra la selección nacional, equipo utilizado primordialmente para exprimirle hasta el último dólar a los mexicanos que viven en Estados Unidos y su descendencia.

En segundo lugar están los clubes y su corporativización aberrante, que los ha alejado de ser instituciones socioculturales con miras a la integración de personas a través de la práctica, seguimiento del deporte y sentido de pertenencia para convertirlos en apéndices de entramados empresariales inescrupulosos.

En tercer orden de este cuadro de horror y vergüenza está la liga o mejor dicho el sistema de competencia del futbol mexicano. Mikel Arriola Peñaloza, presidente de la Liga MX, es el encargado a designio de los dueños del balón de organizar la competencia más importante del futbol mexicano y por ende de su competitividad. Este ex pelotari, político conservador de derecha, alto burócrata de administraciones priístas, gris personaje y defensor del desmembramiento de las instituciones del estado se ha encargado con sus decisiones infames de echar a la fosa a un cuerpo que si bien venía moribundo, aún vivía.

Nos ha dejado una liga con formato risible en la que no bastan los méritos deportivos para acceder a ella, ha impuesto filtros que ni la Liga Premier de Inglaterra, la Serie A italiana o la Bundesliga tienen. A ello se suma que no hay castigo para los clubes que desempeñan peor papel en el terreno de juego, es decir descenso. Entonces ¿Qué ha dejado este burócrata poco entrañable para nuestro futbol? Nada digno.

Hace un par de años llegó su primer «aporte», ese bodrio denominado “Juego de Estrellas” de la Liga MX vs MLS. Esta aberración tendría que haber sacudido a la prensa, afición y a los jugadores para revelarse ante dirigentes así de palurdos, pero no sucedió. Nadie reclamó que se organizara un juego de exhibición donde no se compite por nada y la única finalidad es llenar un estadio gringo y generar altos niveles de audiencia. Su última edición, llevada a cabo el 10 de agosto del año pasado, se realizó al mismo tiempo que en Sudamérica se disputaban unos emocionantes cuartos de final de Copa Libertadores, sitio donde los clubes mexicanos sí deben aspirar a jugar.

Ahora tenemos un nuevo legado digno del teatro del absurdo cortesía del que fuera candidato a Jefe de Gobierno de la Ciudad de México, la Leagues Cup. Este torneo binacional, que solo beneficia a los clubes norteamericanos, deportiva y socialmente no deja nada a nuestros equipos. La más ardua competencia que los equipos mexicanos enfrentan actualmente, la liga local, queda relegada ante una abominación que tiene más perjuicios que ventajas a futuro.

Sin una selección nacional digna, equipos socialmente representativos y competiciones serias ¿Queda algo que valga la pena en el futbol mexicano? Al parecer no.

Los dirigentes de nuestro balompié son empresarios o una serie de subordinados suyos que ven a este juego como un medio para hacer dinero antes que, por ejemplo, formar seres humanos integrales mediante la práctica deportiva (como tiene que ser el deporte). Por su parte los futbolistas son una manada de alienados que no hacen otra cosa que ver y desarrollar esta actividad como un trabajo más donde la gloria y la trascendencia son prescindibles. A su vez la prensa es cómplice de este esperpento al mostrar al futbol solo como espectáculo con afán de rating. La afición no escapa a la crítica, solo ven eso como un entretenimiento sin más repercusiones fuera del césped.

En México el futbol ha dejado de tener sentido, si no nos habíamos dado cuenta del olor a podrido que expele este cadáver, se ha lanzado en forma de torneo binacional el último llamado al funeral de este cuerpo en descomposición. ¿Qué objetivo tiene jugar un torneo cuya existencia va en detrimento de tu propia competitividad y desarrollo?

Arriola en entrevistas presume, por ejemplo, que la Leagues Cup será transmitida en una centena de países, sin embargo este sujeto no se ha puesto a pensar ¿De verdad es atractivo ver en sitios con mejor futbol a equipos mexicanos y gringos jugar un torneo que no representa nada más que dinero?

Hace días se estrenó el Desafío de Clubes, enfrentamiento a partido único en el que campeones de Europa League y Copa Sudamericana se enfrentan. Mientras en Conmebol aspiran a jugar contra el más alto nivel competitivo del planeta, en México nos quedamos estancados en lo mismo ¿Por qué no puede aspirar a organizar la Liga MX algo así con clubes de más alto nivel? La Liga Japonesa junto a la propia Conmebol organizaron la Copa J.League-Sudamericana (ex Suruga Bank), torneo a partido único con ventajas para ambas partes ¿Acaso no hay nadie en la Femexfut o la liga con visión para llevar a cabo algo similar?

Hace tiempo dejé de sintonizar Liga MX con excepción de los partidos de Cruz Azul, ahora no tengo ni ganas de ver jugar a mi equipo si se presta a participar en los bodrios que le dictamina una mafia empresarial en nombre exclusivo del lucro. Aún más a profundidad declaro, cualquiera que busque el beneficio del futbol mexicano no puede ser partícipe, ni como espectador, de esta basura llamada Leagues Cup.

Mikel Arriola y sus patrones ya no saben qué inventar y mientras no haya futbolistas, clubes y aficionados que detengan esta masacre, seguirán haciéndolo aunque en el proceso continúen dejando que se pudra el cadáver del futbol mexicano.