Quizás la noche del sábado sea una de esas que se aparecen una sola vez en la vida de un futbolero. Ver a tu equipo recibir siete goles es poco común, más aún si sucede en un clásico. ¿Cómo explicar que se haya llegado a esta situación? Este blog se puso desde un principio el propósito de ver el futbol de manera distinta a como se hace en los medios hegemónicos, que no son otros más que los de la clase dominante, y esta ocasión no será la excepción.

El aficionado mexicano promedio vive en un estado de alienación permamente donde delega la facultad de razonar por si mismo a una prensa maleducada, poco ilustrada y prácticamente irracional, para que los juicios le sean entregados por parte de esos medios de comunicación.

Como egresado de Periodismo aprendí a ejercer el oficio, pero el trabajo y la preparación académica posteriores me enseñaron todavía más que la propia licenciatura, no basta con saber comunicar, hay que saber pensar, hay que tener sólidas bases teóricas para comprender la realidad.

Analizar futbol es un buen ejercicio para mantener nuestros cerebros activos y ejercitar el raciocinio de diversos hechos. La forma en como interpretamos el deporte es un buen indicio para conocer el cómo alguien interpreta la vida.

El gran pecado del periodista mexicano de deportes (mayoritariamente) es que de lo único que “sabe” es de precisamente deportes, y el único deporte que medianamente conoce es el futbol, ello nos da por resultado análisis pobres que se limitan a comentar lo que ven sin contemplar causas, consecuencias, entornos, coyunturas, etc.

La prensa hegemónica está acostumbrada a hacer juicios con base en el marcador final, pero el futbol como cualquier cosa de la existencia humana tiene que ser estudiado como parte de un todo. En la actualidad de Cruz Azul hay que considerar diversos factores que terminaron siendo determinantes para comerse el peor resultado de su historia.

Las goleadas se pueden presentar de forma circunstancial o reflejar una superioridad amplia de un rival sobre otro. Hace un par de años el Liverpool de Jürgen Klopp, que venía de ser campeón en Inglaterra, visitó Birmingham para recibir siete goles del Aston Villa. Ese en un ejemplo de la goleada circunstancial ya que el equipo de Merseyside no era en absoluto inferior al rival, sin embargo un accidente del futbol terminó en ese resultado de escándalo.

La del pasado sábado es, en cambio, un ejemplo de la supremacía absoluta de un cuadro sobre otro, sin embargo, la arrolladora ventaja azulcrema no es cuestión exclusiva de jugadores o entrenador, sino que está mayormente determinada desde la propia administración de los clubes. En la labor de escritorio en el mercado de transferencias se gestó este mazazo.

Sostengo desde hace semanas que el mal torneo que se viene desarrollando, incluyendo ahora la aberración del 20 de agosto en el Estadio Azteca, tiene un responsable primario y este lleva por nombre José Jaime Ordiales Domínguez. Independientemente de que él escogió a Diego Aguirre como DT, dispuso de Carlos López de Silanes como su auxiliar técnico, su principal culpa está en ser el responsable de contratar a los futbolistas que este torneo habrían de formar la plantilla.

Se marcharon Pablo Aguilar, Adrián Aldrete, Bryan Angulo, entre otros. A ello se suma la posible mala relación con los jugadores reportada por diversos periodistas y desde antes se le resposabiliza por desgastar la relación con el entrenador anterior, Juan Reynoso.

Hoy los reflectores que buscan señalar al responsable de la masacre del sábado apuntan a muchos lados, pero Ordiales parece inmune al linchamiento ya que tiene pie y medio en la estructura de la Federación Mexicana de Futbol. El primero de esos escudos humanos que lo blindaron de la desaprobación es el propio Diego Aguirre.

A pesar de no haber estado en la banca, el entrenador es el primer perjudicado de la goleada, aunque más que eso es un chivo expiatorio. Su destitución se vislumbraba como previsible tras el pitido final, sin embargo es una decisión donde se está castigando a un responsable menor de lo que ha sucedido en el último tiempo.

Ordiales es quien tardó más de dos semanas en encontrar al relevo de Reynoso y fue él mismo quien demoró otros DOS MESES Y MEDIO en armarle el plantel por completo al nuevo DT. Hay una manifiesta incompetencia desde el escritorio. A ello hay que sumar la venta al Feyenoord del delantero titular (Santiago Giménez) y que empezara a poner sus energías en la cuestión de las selecciones nacionales cuando estaba enmedio de un convulso mercado de transferencias donde tenía mucha chamba por hacer. En publicaciones anteriores he detallado más a profundidad sobre esta situación y reafirmo lo que escribí en aquel entonces.

A Aguirre se le pueden criticar decisiones tácticas, como le puede pasar a cualquier DT, sin embargo su proceso tuvo circunstancias que castigaron de manera exagerada su trabajo. A nivel resultados las derrotas ante Atlas y Toluca, por ejemplo, escaparon de su total control ya que lo perjudicaron errores arbitrales clamorosos. Otras como aquellas vs Pachuca y Santos, además de esta última, son las que más pueden serle cuestionadas al uruguayo dado que el rival superó en todo momento a su equipo.

Sin embargo, ante el propio Toluca o Tijuana, Cruz Azul manifestó tener capacidad de llegar a la portería rival y generar peligro apostando por distintos sistemas de juego en contraste con el último año de Reynoso. Ahora bien, los talones de Aquiles de este torneo han sido 2 principalmente: la debilidad defensiva y la casi nula efectividad adelante que condenaron a este equipo. El primero es mucho más achacable al propio Ordiales que al mismo Aguirre y explico por qué.

Las partidas de Pablo Aguilar y Adrián Aldrete, dos de los 4 defensores titulares, fueron suplidas con una demora inaceptable. Si una línea del campo requiere coordinación, trabajo en conjunto y comunicación, es la defensa. Ramiro Funes Mori y Alonso Escoboza solo arribaron hasta hace poco más de dos semanas, ¿cuánto tiempo de entrenamientos se desperdició por esta negligencia? En comparación, el rival que te metió siete trajo a Néstor Araujo en tiempo y forma. En los escritorios de Coapa, desde la pretemporada, hicieron mejor las cosas que en los de La Noria.

Queda claro que Aguirre movió sus fichas buscando solidez en la zaga, dispuso de Escobar como central, de Domínguez y a Abram como laterales y en algún momento de Rotondi, Rivero y Shaggy Martínez también, sin embargo parece que el naufragio defensivo estaba cantado desde que no le cumplieron con las incorporaciones en un lapso óptimo.

En la delantera el asunto también preocupa porque se desperdician muchas ocasiones claras para anotar y el entrenador no puede ingresar al campo y rematar él. Antuna está bajo de nivel en comparación con el torneo anterior y el único elemento que metía goles, Giménez, está en Rotterdam jugando para un campeón de Europa. Sumemos el rendimiento poco aceptable de Lira, Tabó y un Baca del que ya escribí y al que no vale la pena dedicarle una sola frase más que la mención.

El destino ha sido cruel con La Fiera Aguirre. Habrá aficionados de Cruz Azul que puedan argumentar que tuvo que acontecer su llegada para perder un partido de esta forma, sin embargo el estratega charrúa tampoco había experimentado una situación de esta naturaleza, lo que hace más inesperado un marcador como el que se presentó.

Además, esa prensa palurda y afición poco interesada en cultivarse le recriminan el «desconocer qué clase de equipo dirigía», argumento desechable puesto que el uruguayo conoce banquillos más calientes y con mayor peso histórico que el de Cruz Azul. Es la tercera vez que un DT de mi gusto llega a La Noria (los anteriores fueron Markarián y Jémez), lástima que este proceso termine así, de manera desgarradora.

De acuerdo con Ricardo Lavolpe, el éxito de un equipo de futbol depende en un 70% de los jugadores que lo conforman y 30% del entrenador que dispone de ellos. Si hacemos caso al Bigotón, podemos determinar que tanto el mal torneo como la catástrofe sabatina son mayormente atribuibles a los que visten de pantalón corto y menos al personaje sentado en el banquillo. Ahora bien, la responsabilidad de escoger tanto a esos 70 y 30 por ciento recae en los hombres de las oficinas.

Al primero, Ordiales, ya lo nombré varias veces a lo largo de las semanas, pretendo detenerme ahora en Víctor Manuel Velázquez. Quiero ser cauto porque desconozco cuánta ingerencia puede tener en las decisiones deportivas del club, sin embargo puedo criticar varias cosas de lo que se proyecta hacia el exterior.

En primera instancia la decisión de buscar alguien que le administrara al equipo y encontrar en la figura de Álvaro Dávila a esa persona me pareció adecuada, sin embargo es aquí donde empiezan las dudas respecto de su gestión. ¿Por qué se fue Dávila de un día para otro? ¿Por qué su marcha fue tan sospechosa? ¿Por qué llevó a Ordiales a gerenciar el club una vez marchado Dávila?

Me queda claro que el ingeniero no tiene la experiencia o el conocimiento para llevar un club de futbol y en ese puesto colocó a Ordiales que si la tiene, pero si el trabajo de este último resulta deficiente como lo venía siendo desde hace meses, el ingeniero tiene la facultad de separarlo de su cargo y buscar un reemplazo que corrija el rumbo.

Es repulsivo también verlo ser protagonista de la comunicación del club todo el tiempo, figurando en las publicaciones en redes sociales del equipo como si se tratara del propietario cuando es solo un socio más de la Cooperativa Cruz Azul. La presentación de Diego Aguirre tuvo a Velázquez en primera fila robando cámara, cada anuncio de un nuevo refuerzo o estreno de los uniformes, también. Quizás no se dan cuenta al interior del club, pero exponer de esa manera a un empleado más hace ver poco profesional a este equipo, ni Billy Álvarez se atrevió a tanto.

La forma tan frívola en como el ingeniero está llevando a esta institución contrasta con lo que es una cooperativa, donde el bien común debe subordinar a cualquier beneficio personal. ¿Qué sigue ahora? ¿Quién va a querer venir a un equipo que te puede despedir de la noche a la mañana y sin motivo como le sucedió a Dávila? ¿Quién se va interesar en dirigir a un club que lo convertirá en chivo expiatorio de los incompetentes, como le pasó a Diego Aguirre?

Si los cooperativistas no hacen algo, este club se va a seguir hundiendo. A ellos y a nadie más les corresponde enderezar este barco.