Un nuevo ciclo en Cruz Azul ha comenzado y el referente de este proceso tiene nombre y apellido para la afición cementera, Diego Aguirre. Entrenador uruguayo con alrededor de 20 años de experiencia en los banquillos y equipos muy interesantes bajo su mando, personalmente recuerdo mucho su Peñarol del 2011, finalista de Copa Libertadores, al Internacional de Porto Alegre que llevó a semifinales del mismo torneo y al San Lorenzo semifinalista de Copa Sudamericana.

En primera instancia me parece adecuado que la era Aguirre inicie en verano y no en el receso de inverno ya que ahora es cuando los equipos pueden tener más descanso por vacaciones, hacer pretemporadas más ámplias y disponen de mayor margen para buscar futbolistas y hacer posibles contrataciones.

Durante gestiones administrativas anteriores, Cruz Azul solía hacer estos grandes cambios en invierno, por ejemplo, cuando en su momento llegaron Rubén Omar Romano, Paco Jémez, Caixinha o el mismo Juan Reynoso lo hicieron en diciembre con miras a iniciar los torneos con reducido tiempo de preparación.

Apodado la Fiera, Diego Aguirre es un entrenador con aventuras por seis ligas distintas y con la experiencia de haberse sentado en la banca de equipos grandes en sus respectivos países como los mencionados Peñarol, Inter, San Lorenzo, además de Atlético Mineiro, Sao Paulo o Alianza Lima, no tendría por qué sorprenderse del carácter mediático de Cruz Azul.

La dirigencia tendrá que robustecer el plantel actual supliendo las bajas que vayan a presentarse y, sobretodo, brindarle un ambiente de tranquilidad y confianza a Aguirre para que su labor sea más sencilla. Por su parte el nuevo estratega deberá brindar a la afición sensaciones distintas con respecto de lo vivido el último año al mando de Juan Reynoso. Si el Cruz Azul de la Fiera es un equipo que después de adelantarse en el marcador asume una postura netamente defensiva, no habrá conseguido cumplir las expectativas que genera su arribo.

Si por otro lado arma un equipo ofensivo pero desordenado en defensa, difícilmente conseguirá los resultados deseados por todos, incluyéndolo a él y sus acompañantes del cuerpo técnico. La apuesta deberá ser presentar algo mucho más parecido a lo que se vió en el último juego de la era Reynoso en comparación con lo que se observó desde mediados del año pasado una vez ganada la novena.

Un punto a fortalecer con respecto del último semestre es la eficiencia en ofensiva para anotar goles, sin embargo el pasado de Aguirre como delantero puede proporcionar al plantel una idea renovada del valor de ir al frente a marcar de manera más constante en perjuicio de cuidar marcadores una vez estando en ventaja.

El nuevo estratega celeste tiene entre sus logros más destacados como futbolista haber sido anotador del gol que en el último minuto del tiempo extra de la final de la Copa Libertadores de 1987 entre Peñarol y América de Cali significó que el cuadro uruguayo se consagrara campeón y asistiera a disputar la Copa Intercontinental. Cruz Azul necesita justo eso, elementos que sepan ganar de último minuto bajo cualquier circunstancia, para de una vez por todas deshacerse de las cruzazuleadas, de las volteretas en contra y demás bochornos que merodean el césped cuando once camisetas azules disputan un encuentro.

Asimismo una referencia positiva es que Aguirre tiene experiencia dejando de lado fubolistas que aún con el estatus de leyenda o ídolo, considera no aportan futbolisticamente lo apropiado, por ejemplo, en su estancia como DT de Peñarol solicitó la salida de dos figuras históricas de ese club, Tony Pacheco y Pablo Bengoechea (quien conoce a Cruz Azul al haber sido asistente de Sergio Markarián). Probablemente la renovación del equipo requiera de prescindir de elementos que si bien llevan mucho tiempo defendiendo la camiseta del club, pueda apostarse por darles un papel secundario, concretamente esta idea defendida una parte de la afición tiene como nombres propios a Julio César Domínguez, Rafael Baca o el propio José de Jesús Corona.

La presentación del entrenador el día de ayer en un hotel de la Ciudad de México, con invitación de La Sangre Azul a dar la bienvenida al nuevo cuerpo técnico, me parece positiva por una parte ya que una afición debe estar vinculada con su club, los dirigentes no deben estar abstraídos de la realidad y manejar equipos solo detrás de un escritorio y encerrados en una burbuja (los equipos en México tienen mucho por hacer en vinculación con su gente).

Me parece negativa ya que Cruz Azul, y en general ningún club mexicano, requiere a un grupo de adolescentes o adultos jóvenes cantando en una tribuna y haciéndose pasar por hinchas sudamericanos. He de recordar que durante mis años de experiencia al interior de La Sangre Azul vi varios hechos que me autorizan a decir que las barras son una aberración para la cultura futbolera mexicana y una potencial amenaza criminal.

Lo único rescatable de la gestión de los Álvarez (Billy, Alfredo y Víctor Garcés) fue la erradicación de esa peste y ahora de la mano de Víctor Velázquez y la nueva administración les han dado oportunidad de volver poniéndo en riesgo a aficionados del propio  Cruz Azul y otros clubes.

Más allá de ese acto o performance cuestionable en algunos aspectos, no queda nada más que decir ¡Bienvenido Diego Aguirre!, ojalá conviertas a este plantel en un equipo de fieras.