La del sábado anterior fue una de las más satisfactorias noches para el cruzazulismo desde el 30 de mayo del año pasado. Sostengo esto porque ante Necaxa el funcionamiento del equipo, salvo instantes, ha sido igual de gris que en la segunda mitad del torneo; no obstante la victoria no se desestima aunque haya llegado en los penales después de implorar por el final del partido.
Parece inminente que Juan Reynoso, salvo ganar la décima, se estará despidiendo del club y, agrego yo, sin debernos nada porque nos lo dió todo, ya sea sobre el césped o sentado en el banquillo. A pesar de ello, el juego del club no parece satisfacer las expectativas de los aficionados y tampoco se vislumbra como el adecuado en la búsqueda del triunfo más allá que durante los primeros seis meses de su gestión nos llevó a los más dulces resultados.
Esa despedida, con la que se ha coqueteado desde hace semanas, se ha prolongado por lo pronto siete días más gracias a un nombre en concreto, Sebastián Jurado. El portero originario de Veracruz ha vivido un serpientes y escaleras deportivo desde que llegó, pero la noche de ayer lo ha recompensado. Vivió la debacle de diciembre de 2020 en C.U. y unos días después estuvo en el barco que se hundió ante LAFC por Concachampions.
Sólo jugó cuando Jesús Corona estuvo lesionado e inclusive tuvo que alternar participaciones en ese lapso con Andrés Gudiño, ahora con el yucateco ahora en Tepatitlán, no hubo que compartir la portería con nadie. A la eliminación en Concacaf antes mencionada, sobre sus guantes pesan dos más, ambas en semifinales, ante Monterrey y UNAM respectivamente.
En el camino tuvo lapsos dulces cuando fue convocado por la Selección Mexicana y resultó héroe en Guadalajara en la clasificación a los Juegos Olímpicos de Tokio, pero nunca se sintió su ausencia en Cruz Azul porque la titularidad tenía dueño imperturbable en Corona.
El mejor partido de Jurado con la camiseta cementera le ha dado una semana más de vida al proyecto Reynoso y la siguiente aduana son los Tigres, equipo que hizo 8 puntos y anotó diez goles más que Cruz Azul este torneo. La escuadra de San Nicolás de los Garza se ve favorita ante la de La Noria por rendimiento a lo largo de 17 jornadas, sin embargo es asunto de esta columna intentar analizar por dónde puede el equipo de la clase trabajadora sortear este reto.
A diferencia del Cruz Azul de hace un año, el de este torneo no se ve tan fuerte en el ámbito defensivo y eso presenta un primer inconveniente ya que en ataque los de Nuevo León tienen, además del campeón de goleo Gignac, una plantilla repleta de talento: Diente López, Carlos González, Florian Thauvin, Luis Quiñones y Yeferson Soteldo. A ellos hay que sumar a elementos como Igor LIchnovsky que tienen buen juego de cabeza, uno de los puntos flacos azules desde hace semanas.
El hecho de cerrar la eliminatoria como visitante también es un factor a considerar. Como he dado cuenta en mi texto pasado, el Cruz Azul de Reynoso no es un equipo asiduo a sobreponerse a la adversidad, y en caso de ponerse arriba en esta eliminatoria, va a tener que jugar con fuego en una de las canchas más calientes del país por el empuje de su afición.
A ello hay que agregar que siguen sin aparecer los goles, el sábado fue Juan Escobar en el área quien lo pudo resolver, sin embargo en las otras dos opciones que se tuvieron de cara a la portería de los rayos, ni Santiago Giménez ni Iván Morales pudieron anotar lo que habría sido el 2-0.
Parece que Tabó empieza a mostrar mayor nivel en su juego y el propio Morales se vió muy competitivo en el juego de espalda al arco. Ángel Romero, cuando ingresó, fue capaz de poner a Antuna frente al portero rival, sin embargo este optó por ceder a Giménez la oportunidad de un gol que no cayó.
Como lo mencioné en la entrega anterior de Escrito con tinta azul, había varios factores en los que sostenía mi ilusión para vencer a Necaxa, en esa ocasión escribí:
El rendimiento de Antuna y Lira en el torneo, sorprendiendo por su nivel alto; la entrega de Rivero, el aporte ofensivo de Escobar más una posible explosión de Tabó y la capacidad de Ángel Romero son los hechos de donde me agarro para no caer en el pesimismo.
El sábado Lira fue una locomotora, Antuna estuvo incisivo, Escobar aportó en ofensiva con un gol producto de una aparición de Tabó y Romero en un chispazo puso a los delanteros a las puertas de una anotación. A ello hay que agregar la actuación del arquero, quien en apariencia solo requirió de continuidad en cancha para elevar su nivel.
Para estos cuartos de final me agarraré de los mismos elementos para tener una ilusión, agregando lo que pueda hacer Jurado ante una de las dos mejores ofensivas de la competición. Ahí descansan para mí las probabilidades de Cruz Azul de avanzar, sin embargo tampoco me parece que vayan a ser suficientes a menos que otros futbolistas eleven su nivel categóricamente en estos dos juegos, de lo contrario, parece ser el final de Juan Reynoso en el banquillo azul.
