La proximidad de fechas entre el reciente estreno en Netflix de The Tinder Swindler (El Estafador de Tinder) y el día de San Valentín brinda un muy buen pretexto para meditar sobre el amor en el contexto del documental. No hay tema sobre el que se hayan filmado más películas, escrito más libros y compuesto más canciones, no obstante se pretende aprovechar la amplia acogida y posicionamiento en tendencia de esta producción para plantear una serie de ideas.

El cine tiene la facilidad de invitarnos a reflexionar sobre diversas situaciones más allá de las textualmente abordadas en una trama. The Tinder Swindler se presta para el análisis de la interacción posmoderna vía redes sociales, del papel del periodismo como revelador de vejaciones, o bien de la protección jurídica hacia las víctimas de estafa y el castigo a los infractores, entre otras. En este caso abordaremos la construcción del amor en la era de las apps de ligue.

Este documental británico relata en voz de algunas víctimas el modus operandi y caída de Simon Leviev, un supuesto magnate israelí que mediante el uso de Tinder, la plataforma de citas más famosa del mundo, conocía mujeres para después de fingir un interés romántico o fraterno en ellas, manipularlas y solicitarles dinero con el que pagaba una vida de opulencia.

La noruega Cecilie Schrøder Fjellhøy, primer testimonio del filme, relata su visión del amor erótico. Le atribuye a este sentimiento la omnipotencia para transformar y mejorar la vida de los seres humanos, o por lo menos la suya. Esta concepción coincide con la hegemónica en la sociedad occidental, que es aquella donde un individuo dotado de ciertas características será capaz de saciar algún vacío en nuestra vida o nos complementará para alcanzar una mayor plenitud.

Cecilie Schrøder

La propia Schrøder nos asegura que su educación sentimental y aspiración amorosa se encuentran influenciadas por las historias de princesas de Walt Disney, donde una dama espera al caballero que la salvará ya sea de la soledad, del martirio, de la monotonía, etc. También confiesa que su objetivo es encontrar a un hombre que además de tener intereses similares, posea atractivo físico y algo que ella denomina «ambiciones».

Leviev en apariencia tiene lo que esta mujer entregada a la fantasía busca, además es poseedor de un nivel de vida hipotéticamente inalcanzable para ella (en sus propias palabras), lo que termina motivándola a «darle like», que es correspondido y terminan por «hacen match».

Pernilla Sjöholm, usuaria sueca de esta misma plataforma, llegó de manera similar a Leviev, buscando a un hombre con ciertas características y el hecho que aparentemente viajase con regularidad y tuviera un trabajo que le brindara esa sofisticación fue lo que la motivó a hacer contacto con él.

Calificar a estas mujeres por ingenuidad, codicia o exceso de confianza sería emitir un juicio reduccionista ya que nos estamos centrando en decisiones y pensamientos individuales moldeados por una praxis colectiva, un modo de vida y determinada cultura. Tanto la búsqueda de pareja como el uso de Tinder son ejercicios prácticos sociales y quienes los llevan a cabo pueden poseer parámetros de vida compartidos.

En primer orden hay que plantearnos ¿qué es lo que todas esas mujeres vieron en Leviev?  El estafador israelí al hacerse pasar por millonario y convencer a sus víctimas de que lo es adquiere un estatus que lo diferenciará de la gran mayoría de los hombres del planeta, el del hombre al que le sobra el dinero; se coloca a si mismo como una mercancía de edición limitada.

Esta idea del ser humano convertido en un bien más es una tesis marxista que parte del hecho que el hombre mientras existe en función del capital y para la producción de mercancías, termina convirtiéndose en una más. Esta situación es denominada por Marx como objetivación, contraria a su naturaleza originaria de sujeto.

Pernilla Sjöholm

 

Como seres sociales, la actividad humana adquiere también un carácter de enajenación, en otras palabras, la relación entre personas se transforma en una relación entre mercancías, valores, etc. En sentido contrario, la mercancía y el dinero adquieren características subjetivas al ser fetichizadas por el hombre-mercancía. Un ejemplo claro de ello es que al mismo dinero se le dota de atributos que en sociedades anteriores solo eran propiedad de Dios.

Estas ideas son recogidas y sintetizadas de forma más óptima por Carlos F. Lincopi en su texto Marx y el Amor donde aborda un posicionamiento tajante del marxismo respecto del amor: en las relaciones capitalistas es conducido y orientado por el dinero y la mercancía.

Simon Leviev es un hombre convertido en un bien de consumo, no de la forma en la que Marx concibió este concepto que es a través del trabajo y la explotación asalariada, sino que lo consiguió construyéndose como mercancía deseable. ¿Quienes son los hombres o mujeres más codiciados en el mercado de la seducción? Aquellos más escasos y que poseen un valor no recurrente en todos los seres humanos, en este ejemplo en particular es la opulencia.

El intercambio de mercancías en el amor al que referimos desde la perspectiva marxista no refiere solo a cuestiones consumibles tradicionales como joyería, dinero, viajes, etc., sino que puede abarcar intercambio de fluidos, de tiempo de compañía, de estatus social, entre otros. Sólo teniendo acceso a experiencias de lujo las cuales intercambiar por compañía femenina, Leviev pudo hacerse un hombre deseable.

En ocasiones anteriores he manifestado que Internet, como punto de primer encuentro social, vive bajo un sistema dictatorial donde la imagen se establece de facto por encima de otro tipo de aportaciones personales como las ideas, competencias, virtudes, etc. Ver que una persona se toma fotos asiduamente en la playa nos ahorrará el solicitar información sobre preferencias de viaje, admirar las fotos de alguien conduciendo un auto deportivo de lujo nos dará una idea sobre el tipo de experiencias a las que tiene acceso dicha persona, pero no es suficiente.

A través del social media somos una mercancía vendida por nosotros mismos y que se muestra en un aparador de alcance global donde los demás usuarios, cual clientes, pueden acceder a observarnos como si fuese el escaparate de una boutique, que intenta seducir la vista del consumidor para volvernos dignos de su gusto, aprobación y eventual consumo.

Los individuos como Leviev resultan altamente atractivos dada su escasez (recordemos que los grandes magnates son alrededor del 1% de la población mundial), no obstante es imperativo hacer una pausa y plantear algunas preguntas cuando alguien nos resulta cautivante ¿qué hace esta persona para poseer esto? ¿cuál es tu práctica de vida? ¿cuál es el fin de tenerlo?

Una persona nos puede atraer por su retórica y cultura y es posible saber de donde extrae tanta información conociendo ya sea su profesión o sus hábitos en tiempos de ocio. Alguien puede ser acaudalado de diversas formas, ya sea realizando inventos innovadores o robando bancos.

Ninguna de las víctimas que aparecen en The Tinder Swindler hacen en su testimonio frente a cámara mención sobre haber sospechado de o cuestionado la honorabilidad de Leviev. Cuando este comenzó a manifestarles ser blanco de ataques de sus enemigos y estar expuesto a represalias violentas, esta, dentro de la narrativa de la relación con sus víctimas, fue la razón por la cuál se vio obligado a pedirles dinero.

Nunca hay de parte de Cecilie o Pernilla alguna explicación sobre la clase de enemigos que estarían persiguiendo supuestamente a Simon ¿alguna vez le preguntaron por qué razón lo estaban cazando?  ¿Además de financieramente se ofrecieron a ayudarlo de otra manera?

Intuyendo que este par de mujeres escandinavas no están expuestas a convivir diariamente con información sobre disputas violentas entre grupos con intereses comerciales al margen de la ley (traficantes de personas, drogas, armas, especies exóticas, etc.), no las exime de sospechar, aunque sea mínimamente, sobre la actividad realizada por su supuesta pareja-amigo a pesar de estar todo en aparente legalidad.

Algunas de las preguntas que no mencionan haberle hecho al embaucador son: ¿Por qué tendría enemigos el hijo de uno de los magnates más importantes de la industria minera de diamantes a nivel mundial? ¿Quienes serían? ¿El estado (sea Israel, Países Bajos, Reino Unido, etc.) no podría intervenir para custodiarlo a él y su familia teniendo semejante abolengo?

De ninguna forma se pretende responsabilizar a estar mujeres por su infortunio, no obstante sirve de ejemplo su historia para recalcar que el interés romántico o de cariño fraternal por una persona no puede limitarse a lo que posee y puede ofrecerse en intercambio, sino que debe abarcar otros aspectos, en este caso nos referimos a su práctica de vida.

El amor de acuerdo con Erich Fromm conlleva una serie de atributos como lo son el cuidado, la responsabilidad, el respeto y en este caso particular a resaltar, el conocimiento del ser amado. ¿Como es posible que una de estas mujeres ya estuviese planeando una vida al lado de Simon sin el conocimiento indispensable?

Leviev es un explotador que extrajo, además de dinero, confianza de sus víctimas bajo la fachada de una relación romántica. Les propició desgaste emocional y un tremendo golpe anímico además de financiero, aunque cabe añadir que su estafa pudo funcionar solo a partir de mostrarse como artículo de lujo en un aparador, como un consumible; después de todo, hemos hecho del amor una mercancía más.