El domingo 10 de Junio de 2007 la cadena HBO emitió el último episodio del drama Los Soprano, una década después conviene recapitular los atributos que llevaron a que la serie se convirtiera en un éxito crítico y alcanzara altos niveles de popularidad, que con el paso del tiempo la volverían una referencia dentro de la industria del entretenimiento del siglo XXI.
Producida por David Chase y protagonizada por James Galdolfini, la serie narra el andar por la vida de Anthony John «Tony» Soprano, un mafioso italoamericano de Nueva Jersey y muestra las implicaciones de su «negocio» y la relación con su familia y su desenvolvimiento en la sociedad.
Dimensionar correctamente el impacto de este personaje solo puede hacerse si se le compara con el jefe mafioso de la cultura pop por antonomasia que es Vito Corleone de ‘El Padrino’; no obstante hay notables diferencias entre ambos personajes.
Corleone, creado por Mario Puzo y llevado al cine por Francis Ford Coppola, es un inmigrante siciliano que arriba a la costa este de los Estados Unidos, en específico la ciudad de Nueva York en los primeros años del siglo XX. Tony Soprano por su parte es norteamericano de nacimiento y de origen napolitano que llega al mundo en 1959. Se puede concluir que Soprano es generacionalmente «nieto» de Vito.
Tony, que en la serie relata que su abuelo procedía de la localidad de Avellino, es un mafioso que en la madurez de su vida se enfrentará al siglo XXI, mientras que el protagonista de ‘El Padrino’ es un hombre completamente de los 1900 (muere en 1955 a la edad de 62). Contemplando esta información se puede proceder a la asimilación de los diversos temas tocados en la serie.
El ser italoamericano
A lo largo de seis temporadas de duración, Los Soprano explora constantemente la idea sobre qué implica el ser italoamericano en el siglo XXI. A través de los episodios podemos observar a personajes como Meadow, hija de Tony; o el doctor Richard LaPenna cuestionar el hecho de que a los italodescendientes les etiqueten como delincuentes o gángsters a pesar de que la inmensa mayoría de ellos no se dediquen a actividades ilícitas.
Los Vito Corleone de la vida real como Lucky Luciano, Joseph Bonanno o Al Capone fueron los responsables de que a los italianos y sus descendientes, que en el siglo XX empezaron a habitar ciudades como Nueva York o Chicago, les adjudicaran calificativos relacionados con el crimen a pesar de no incurrir en hechos fuera de la ley.
Los personjes de Los Soprano se asumen italianos en clara diferenciación con respecto de los anglosajones, hispanos e irlandeses; se ven a si mismos solo como transterrados, se asimilan como una minoría que no pertenece del todo a la América dominada por la cultura blanca, anglosajona y protestante. Entienden a su comunidad como un simple trasplante de Italia a Estados Unidos.
Durante un viaje a Nápoles acontecido en la segunda temporada, Christopher Moltisanti, quien por primera vez visita la «madre patria», exclama que «aquí todo es real». Asume que la Italia mental en la que vive en Nueva Jersey no es más que una ficción, la tierra de la que cree formar parte se materializa a través de una travesía interoceánica.
En ese mismo viaje, Paulie Gualtieri intenta compenetrarse con la sociedad napolitana como si fuera un elemento más de la comunidad, no obstante se desilusiona con el trato áspero de la gente y el carácter desconocido de la comida que le ofrecen; la idílica visión que tiene de Italia se desvanece. Al regresar a Estados Unidos se percata de que en realidad es más americano que europeo.
Al acercarse el día de la celebración de Cristobal Colón, los socios de la familia criminal de Soprano se encuentran discutiendo a las afueras de un expendio de fiambres el por qué algunos nativos americanos desean sabotear dicha conmemoración, uno de ellos, Silvio Dante, llega a la conclusión de que es una manifestación discriminatoria antiitaliana.
El matón Furio Giunta, único nativo italiano del grupo, les hace ver a los miembros de la organización que el concepto que tienen sobre Italia es muy distinto al suyo y les explica que al ser originario de la región de Campania (sur) no puede sentir devoción o admirar a un genovés (norte) como Colón. Les cuenta el origen de la división y rivalidad entre la Italia del norte y la del sur, lo cuál por supuesto desconocen.
Se pueden identificar tres dimensiones sobre las que navega la serie en su búsqueda por definir identidad italoamericana.
1. El establecimiento de una patria ficticia italiana, étnica y cultural, en la Costa Este de los Estados Unidos y su lucha en contra de un estereotipo heredado.
2. La versión romántica del lugar de origen al otro lado del Atlántico.
3. Las diferencias conceptuales que tienen de sí mismos un italiano nativo (europeo) y un norteamericano que se asume italiano.
La familia
Uno de los tópicos sustanciales de esta producción corresponde al aspecto de las familias de los personajes. Los Soprano no solo es el apellido de la familia nuclear del personaje, es el nombre de identificación de la corporación mafiosa a la que sirve el protagonista, es su «otra» familia.
Un hombre con carácter explosivo, condición financiera acaudalada y estatus criminal intimidante como Tony Soprano parecería que lleva una vida personal sin contratiempos, no obstante su posición de gángster respetado no le ahorra desencuentros con sus hijos, esposa, madre y hermanas.
Vemos a un Tony a la deriva cuando debe lidiar con el complicado carácter de Meadow, quien se encuentra en la transición de adolsescente a adulta. Por su parte A.J., su hijo varón, abandona la pubertad buscando respuestas sobre su propia vida. Por otro lado tenemos a Carmella, abnegada esposa quien en los lujos comprados por el dinero sucio no encuentra la felicidad que en teoría un matrimonio estable le devería proveer.
El matrimonio estelar de la serie nos muestra el contraste entre una devota practicante que en la iglesia quiere hallar la expiación de la culpa que le causa ser esposa de un mal católico como Tony, quien a lo largo de la serie viola el décalogo de Moisés en cada capítulo: Asesina, roba, desea a la mujer de sus prójimos y deshonra a su madre Livia.
Esta última se vuelve constante objeto de quejas en cada una de las recurrentes visitas que el criminal le hace a una psicólga, la doctora Jennifer Melfi. La personalidad de una madre chantajista se transforma en un grupo de traumas, manías y otras complicaciones psicológicas con las que tiene que lidiar un hombre que debido a su «oficio» debería tener, en teoría, un comportamiento inquebrantable.
Al igual que otras obras que narran historias ambientadas en el contexto del hampa, como Goodfellas de Martin Scorsese (basada en una historia real) o la misma El Padrino, en Los Soprano se abordan constantemente los códigos «de familia» o «de lealtad» que mantiene cada organización dedicada a delinquir.
A diferencia de Henry Hill, protagonista de la cinta de Scorsese. quien como recurso último decidió traicionar a la familia criminal con afán de salvarse a si mismo y a su familia «natural», en Los Soprano vemos lo opuesto en repetidas ocasiones, la hermandad sostenida por los códigos del hampa pesa más que los vínculos afectivos o sanguíneos convencionales.
El panorama psicológico.
Tony es una personalidad magnética, como su propia esposa lo define; a su vez es una persona temida que impone miedo disfrazado de respeto, todo esto amparado por el rango que le otorga su posición en la escalera criminal. Es un seductor nato y agradable comparsa, no osbtante toda esa pantalla de encantador en lo social e intimidante en lo criminal esconde miedos, debilidades y traumas que lo obligan a visitar a la dra. Melfi.
El complicado carácter de una persona se forma a través de sus vivencias y Los Soprano acentúan en ese sentido la importancia de las acciones que desencadenan futuros comportamientos, no solo se limitan a mostrar a un renegado que busca ganarse la vida de alguna forma poco admirable desde un sentido ético, sino que nos enseñan también las contradicciones que pasan por la mente de un padre amoroso que a la vez puede ser un despiadado mafioso que debe cuidar un negocio.
Se entrelazan los ecosistemas familiar, social y cultural para moldear a un personaje que es miembro de una comunidad y que también debe lidiar con sus propios accidentes psicológicos. Los Soprano no es el simple relato de las andanzas criminales de un hombre y su pandilla, es la exploración simultánea de hombre, familia, grupo e incosciente


